El repetidor

 

    Un “beat” recorrido unas cuantas veces tiende a volverse hipnótico mezclado a su vez con la bebida incongruente de ron con uva mientras se medita sobre las cosas que uno quiere pero que de alguna manera pretende olvidar sin haber alcanzado y es que a veces me arrepiento tanto de tantas cosas que mejor no pienso en dejarla entrar a ella a mi vida de bares y derrotas porque no se lo merece y no me lo merezco pero quién es quién para juzgar quién merece qué si los juicios estuvieron establecidos mucho antes que yo y sólo soy un repetidor de las imágenes que alguien plasmó desde hace mucho sobre las razones y los sentidos de espanto que nos revuelven a todos el estomago pero que obedecemos sin cuestionar muy a la visión bizarra pero cierta de “another brick in the wall” de “Pink Floyd” y es que el único escape aparente es el de la música y el jazz aunque culto no se mezcla bien con la mezcalina y entonces la música electrónica “chill out” que me transporta y me pone a preguntar bajo un ritmo hipnótico si ella se merece esto que soy que quizá sea un castigo pero ella también tiene lo suyo a su manera secreta de mirar las cosas como quien no ve pero que examina todo bajo el olfato de un perro que se esconde pero muerde y es tan linda con sus gestos y su cara de ratón y su plática sobre veleros y cosas que desconozco o de libros que jamás leeré porque ya estoy carcomido del cerebro con los juicios y los teoremas y los anagramas y los paradigmas y los mercados de bolsa a la alta y a la baja y las películas porno y la coca cola y el altruismo idiota de leer a Sarrute o Joyce o Guevara o Rulfo y la aldea global  y el espíritu santo y la demografía exacerbada y el sida y la cultura y la ortografía que es un saber inútil como todos los que pretenden saber algo que quizá nos esta vedado porque no somos nada para entender a “Alex Gopher” cuando pretende un “ambient lunge” repitiendo un tumb que se extiende hasta que “Sara Mclacland” grita en su cautiverio y explota en su “Delirium” y un orgasmo logra tener el sentido catalizador de fuerza y furia que calma el horizonte que no alcanzo porque mi carita de ratón no entiende que no me puede descifrar dentro de lo suprahumano porque soy tan común como la cirrosis o el salpullido que requieren sólo de estupidez para brincar y tomar las riendas de un cuerpo y desequilibrarlo todo y me cago de risa porque dice que es mala y duplico la cagada porque dice que yo soy bueno porque le cedo el asiento a las señoras en los buses cuando eso a mi me vale madres pues reacciono y no pienso si está bien o mal cuando ella ha hecho cosas malas como jugar con alguien a manera de plastilina si supiera que yo he sido de los que han roto guesos sólo por el placer de jugar con la carne y la ortografía para hacerla reparar en que todos somos malos en una cifra alegórica que se extiende y que no acaba de formarse pues en cada nuevo ente resembramos la semilla que ha de pudrirnos a todos como una explosión nuclear de millones de grados centígrados que ha de deshacernos por completo los conceptos y ya no podrá decir que soy bueno o malo porque no habrá bueno o malo ni “Alex Gopher” ni literatura ni mezcalina ni ron pero quizá un vacío donde encontrar los cadáveres que fuimos buenos de acuerdo a ella que insiste en que porque he leído a Voltaire o a Lezama Lima y respeto las normas de Platón y no tengo estilos y me cago de lo que dice y no respeto nada a manera de revolucionario nihilista empedernido con el viejo concepto en desuso del honor samurai que complica todo a la hora de ser un hijo de la chingada y me hace dar mi lugar en los asientos de los buses y meditar sobre si vale la pena estar con ella aun cuando dice que es mala porque ve la vida de otra manera y quiere lo que es mejor para si cuando en eso reside el detalle de saber lo qué sucede y salir adelante y no embarrarse de conceptos y de todas las porquerías que cargo y que me hacen a mi el menos indicado para estar con ella porque soy como un “beat” dentro del mundo y cada vez comienzo la interminable repetición de sucesos que soy que te obligan a caer en el ritmo hipnótico de un ritmo que no existe más que en la mente del que escucha frases que repito en un Francés apenas entendible que saqué de una biblioteca o un libro o una película de época y que desconozco su significado total donde más o menos adivino o acomodo para darle más sentido a mi vida de “beat” que se prolonga hasta que el “DJ Yisus” diga que ha sido suficiente de fiesta y que es hora de cambiar de canción para darle a las gentes un giro carismático y no se aburran y así es cariño soy un amargado antisocial repleto de anécdotas de teorías de libros y lo que menos soy es original carita de ratón soy dentro de todo un repetidor....

 


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