Estaba buscando
una piedra que dijera su nombre
una dama de cristal
una boca pequeña de naranja que pronunciara murmullos
un árbol que le quitara las telarañas al cielo
un angelito de mar con senos de escamas y alas de arco iris
y luna en el vientre
y piel de playa.

Todo esto
para cortarles la yugular
y probar la sangre negra
de las ilusiones rotas.

Y aconteció que aprendí a vivir solo
y metí su ropa al boiler
para bañarme de ella,
para quemar sus recuerdos
hasta que pude endulzar mi café amargo con las nubes
y estuve listo para cortar más yugulares.
 


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