Primera línea para dibujar un dragón:

enséñame a convertirme en mariposa. Quiero unas alas rojas que se vuelvan negras que se vuelvan rosas; como la sangre. Siempre quise ir a no sé qué lugar; cuando llegaba a alguno, me decepcionaba terriblemente. Ese no era. También tienes que enseñarme de navegación, para surcar los mares de lo inentedible, para enseñarme que he encontrado un viento. Y no sé si eres un puerto, una isla, o una paloma. No, no sé si eres la Ítaca anhelada, donde me espera mi parasiempre. No sé si eres la Circe que seduce a todos los mortales, y les da drogas, y convierte en cerdos a los que no quiere, y a los que quiere los hace amarla. O no sé si soy un Noé (no he...) en medio de un diluvio, y tú vienes a traerme una hoja de olivo, para mostrarme que hay tierra. Me tienes que enseñar que hay tierra, donde los árboles crecen y los gusanos se transforman. Porque hasta ahora me ha parecido que me arrastro; que me divido; que dejo de ser yo; que una parte de mí se aleja y que cada vez me queda menos. Pero si me enseñas que hay tierra, sabré que hay árboles. Y que aunque fui un gusano, todavía tengo esperanzas de volar.

 

 

Segundo pequeño trazo para un dragón:


La inscripción en mi tumba será escrita por mí previamente. Debe resumir la parte más importante de mi vida. Y ya he pensado que tal vez debería llevar tu nombre, porque entonces expresaría hacia dónde me dirijo, con qué nave (la palabra), a qué velocidad (la del vértigo de la vida), con cuánta intensidad (un suspiro), bajo qué principios morales (la poesía: transformar el amor humano en otro tipo de amor).

 

Tercera línea para dibujar un dragón:

 

Sobre dioses extraviados no puedo escribir nada. Sólo me quedas tú, desde mi
primer sueño hasta mi última utopía. Sólo me conoces tú, que eres la cuna del
silencio que me arrulla, que eres la que eres y me buscas lo mismo que una luna
tuerta buscara su sol negro.

Allá en ninguna parte, en este cuerpo de hombre, el otro lado del silencio es la
canción que tú me cantas.


Y abrazará mi alma piel de colibrí tu cuerpo negro.
 


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