Cuento Erótico #5


    Pero no sabías cómo explicarlo, era algo que te pulsaba de la sangre, una y otra vez y de regreso, un ir y venir de algo desconocido que te poseía y fuego, también había algo de fuego. La emoción de tenerlo ahí, indefenso, tal cual usted lo había imaginado tantas veces, y ahora, viéndolo ahí, desprotegido, desnudo, la emoción se convertía en euforia y sabemos que a usted la euforia resulta una adicción a la excitación. Lentamente se acercó estudiando las distancias, juzgando riesgos, sonriendo y lamiéndose golosamente, como un rito establecido previamente y talvez si, usted se había imaginado tanto este momento que talvez estaba ya todo previsto, las muñecas amarradas junto con las piernas en esa sexual y abierta X, el aroma a velas, la lengua en los labios, la excitación. Ahora está delante de él y usted comienza a temblar, le pone una mano en el pecho y lo acaricia, se sonríe, sus ojos brillan mientras usted saca de su bolsa un picahielo y siente un zumbido en su oído izquierdo, la sonrisa se vuelve carcajada, la excitación felicidad. Usted comienza a levantar la mano con el pocahielo y siente como todo le gana, como la sangre se impone, el momento es perfecto, sólo tiene que bajar unas cuantas veces la mano, estrellarla en ese pecho y explorar esa libertad....

 


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