Amilanarnos a manera de proceso curativo. Cada quien carga sus heridas y tenemos que aceptar que lamerlas es cosa personal. (Hola maga, si estás allí quiero decirte hola, saberte ahí y que te sepas bienvenida, sé que no te importa, pues en tu bendita vida de gato verás por tu conveniencia y la de nadie más –algo parecido a nosotros, sólo que sin el peso de una moral TAN cambiante- y eso es tan hermoso maga, el saber que te importa poco lo que hagamos o dejemos de hacer. Supongo que es en parte una lección de amor, un dejar estar donde podemos ser libres bajo tu mirada que no nos quiere ni posee. Como fuere, bienvenida, este soy yo con base a letras y píxeles, me llamo Marco y estoy un poco lejos, pero a ti las distancias te valdrán lo que a mi las lagrimas y entonces no servirá de nada decirte eso, sin embargo, situarte allá, junto a Jen –aunque no sé si a ella le guste que le llames Jen. Yo le llamo Jen de puro milagro, ya ves, otra inutilidad esa de nosotros los humanos el nombrar, pero cómo explicarte, en parte es por pertenencia, por sentir nuestro algo aunque no lo sea, por poder guardarlo como secreto entre las manos y poder salir corriendo a cualquier hora y decirlo, nombrar, y que las palabras vuelen como aire y sentir que esa es parte de ti, que al compartir el nombre de alguien y adaptarlo como tuyo /estoy conciente de la gran posibilidad de que alguien más la llame Jen/ hacerlo como tuyo y en cierta manera tener, pero tener es algo que no te importa, es cierto, ahora lo recuerdo-. Pero bueno, este es el monitor de la que espero ahora sea tu casa y tú, criaturita siamés, no sabrás leerme y espero que Jen te lea parte de esto –bendita que no sabes leer, envidio tu naturaleza de gato- y ronronees y te restriegues contra ella y la llenes de pelos y ella te mire y no sepa que decirte y talvez te dedique una mirada represiva que tú sabrás desviar de la mejor manera porque sabes que amor hay en el mundo y hasta para regalar y eso es lo sorprendente criaturita, que tú sabes desde tu limitado mundo de conveniencia que existe algo más que adivinas con tus ojos cuchillo, sabes algo que nosotros solamente adivinamos a momentos, como cuando abrimos la heladera y nos llega ese aire frío tan gratamente recibido en verano y sentimos algo más allá de nosotros mismos, algo así como unión y bautizo, como pertenencia a ese algo que suponemos y que sabes, pero supongo. Y es que así es maga, tú desde allí nunca te enterarás de los nombres de las calles de mi ciudad, la tabaquería de Don Luis, ni mis borracheras con Ron Milenario o lo qué sea, tú estarás con Jen y no te importarán estas cosas cuando a mi sí me importa que estés con Jen, que compartas con Jen el mundo que ella ve y que yo no comparto, que quizá nunca comparta ni alcance a ver más que a pedacitos por fotografías, que seas su cómplice de a momentos cuando cometan maldades y platiques con ella de cualquier sueño estúpido –lo siento maga, es una gran responsabilidad contar los sueños, más si eres como yo y piensas que los sueños, a pesar de ser tan lindos, son estúpidos- y estés con ella maga, y ya ves, cada acción equivale a algo, todo sucede por algo. Yo que quería darte la bienvenida ya te he entregado una serie de obligaciones que harías bien en pasártelas por entre la cola, pero antes escucha, es que es bonito, ese poder estar con alguien después de las noches y contemplarse así sin desesperanza, verse sucios, despeinados, decirse buenos días)
 


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