Bocanada

 

 

    Creo que es hora de que de una buena vez deje tranquilos a aquellos allegados míos (y otros no tanto) que insisten en preguntar recurrentemente por que fumo, algunos desatinados hasta han sugerido que deje de hacerlo pensando que lo hacen por mi bien, please!!! como si me quisieran tanto!!!..., ahora, aquellos que de verdad sienten afecto hacia mi, observan y callan..., me gusta ver como me miran después de encender mi cigarrillo y sus ojos dilatan pena e impotencia, su incomodo silencio se palpa, se ve, pero aun así son mis cómplices, mis amigos... para ellos y claro, para mi conciencia, van estas líneas que pretenden justificar por que razón soy un noble fumador.

 

    A los 13 años conocí a mi amigo bajo una escalera en aquella memorable ENET N1 "Rogelio Boero" de San Juan, era una tarde de Abril y mi primer año de secundaria técnica, esa loca idea de que lo prohibido es lo realmente bueno y que obviamente me persigue desde toda la vida, fue la que impulso a mis sentidos para probar por primera vez el cigarrillo, después de la primer pitada y con ese extraño y dulce sabor en mi boca me sentí, debo reconocerlo, mayor, mundano, adulto, maduro, esnob y otro montón de idioteces que a mis 13 años me urgían, sabe Dios porque tenia la necesidad de crecer prematuramente, de quemar etapas de juegos y deportes por pensamientos mas profundos cigarro en mano...

A partir de allí, todo fue un viaje de ida, una relación pasional que en todos estos años no ha admitido separación alguna, con extrañeza miro a las personas envueltas en el humo de su Marlboro prometiéndose dejar de fumar..., cuantas veces me he encontrado a compañeros de vicio eufóricos y contentos, orgullosos y felices por haber dejado de fumar... dignamente rechazan el cigarrillo que se les ofrece, hasta les molesta el humo... y cuantas veces los he vuelto a ver, vencidos, avergonzados con el cigarro otra vez entre sus dedos, desbordando ira por sus ojos... pidiendo disculpas con la mirada, yo callo, siento algo de vergüenza ajena, pobres eternos ex-fumadores, la poca autoestima de no reconocer nuestros gustos aunque nos maten...

Si, fumar me da placer, me resulta rico, disfruto cada bocanada de ese humo cancerigeno que intoxica mi sangre y mis pulmones, soy un sacrílego que atenta contra el templo de su cuerpo pero... y el otro santuario?... el de la mente?... me imagino las mortificaciones que sufriría si en un momento de descuido decidiera dejar de fumar... creo que causaría a mi cerebro lesiones irreparables, represiones crueles que me causarían a la larga, daños aun mas peligrosos que un enfisema pulmonar... debería ser de alguna de las religiones orientales, la budista por ejemplo, que cree fervientemente en el karma, en el destino invariable de nuestra muerte y que afirma que uno muere de lo que tiene que morir es decir que a uno le puede dar cáncer aunque en su vida haya probado un cigarrillo y que hay gente que tiene mas de cien años y a fumado casi toda su vida (eso es una gran realidad) entonces amigos míos... realmente debo privarme de ese bendito placer? vale la pena?. A estas alturas, un buen plato de pasta no tiene razón de ser (para mi) si no esta rematado por un buen cigarro, no fumar después de comer es como no comer... y después del sexo? vamos che... no fumar después de hacer el amor es como nunca haberlo hecho... mirar junto con la pareja después de la agitación y el  torbellino las caprichosas figuras del humo subir por la habitación es un momento único e inolvidable... irrepetible... indescifrable...

 

    Cuanta gente!!! cuanta gente he conocido gracias al vicio de fumar, y que lindas personas, las cantidades de miradas casi desesperadas que alguna vez me pidieron con un hilo de voz... "Me convidas fuego?", en cuantas salas de espera hemos compartido humo y pensamientos nosotros los seres débiles y mundanos enviciados por la nicotina y el alquitrán... pacto de sangre, de sangre enferma, el cigarrillo puede hermanarnos, hacernos cómplices... En este país (USA) el fumador es obvio, enseguida nos reconocemos, siempre visitamos los mismos lugares, aquí no se puede fumar dentro de ningún edificio, (las leyes están hechas por gente enferma, definitivamente) entonces allí estamos... afuera, con 115 grados F, sudando, apoyados contra la pared, buscando algo de sombra... pero felices, nos dan pena los que del lado de adentro en la comodidad del aire fresco del aire acondicionado se privan del inmenso placer de auto agredirse, bocanada suicida...

 

    Y cuantos cigarrillos compartidos!!! compartir el ultimo cigarro con otra persona es realmente "DAR", cualquier fumador empedernido lo sabe... es entregarse a si mismo, esa frase: "Me queda uno... pero lo compartimos...", eso, eso es amor.

Mi tos matutina es música común en casa, es casi una marca personal, por las noche suelo sentir la pesadez de mi respiración luchando entre mis bronquios viscosos y tapizados de nicotina, me agito fácilmente y probablemente no podría correr mas de 100 metros sin detenerme, eso lo se... mas voy a explicar porque me expongo a ello, una sola imagen basta, o quizás dos, pero que hacen valer la pena el riesgo.

 

    Me gusta escuchar música en la siesta, no se, es como que estoy mas receptivo para hacerlo a esa hora, cuando la luz del sol se filtra por la persiana americana y se estrella contra alfombras y muebles, es un buen momento para calzarme los auriculares y escuchar a Kravitz o Dimeola por ejemplo, eso me paso el otro día, puse un CD de Dimeola, la guitarra empezó a vibrar primero lento, luego fue burbujeando de a poquito, la melodía danzaba entre una fuerte armonía de séptimas aumentadas con treceavas, las notas atravesaban mi cerebro de oreja a oreja, encendí un cigarrillo largo... muy despacio, me detuve a observar la flamita del encendedor (cosa que casi nunca hago), la verdad que me resulto graciosa... amarillo intenso con una basecita azul, gracias gas metano por concederme un minuto menos de vida, tan frágil que se ve la llamita... las apariencias engañan, como sea no le recrimino nada, lo mío es agradecimiento puro y genuino... bocanada profunda... el quemarse del tabaco, lo miro arder, la brasa me encandila un poco, Al Dimeola sigue rompiendo la Gibson, ya el Blues es un liquido que se escurre por mi cabeza desde la coronilla hasta la base, me recuesto en el sillón y miro la ventana, fantaseo, divago y miro las formas de humo, se mueven lento, en bloque... suben casi imperceptibles, hago foco en las formas, después miro mas haya, miro lo de detrás del humo, entonces esas formas desaparecen, se diluyen, es como si no existieran hasta que uno decide mirarlas, mientras tanto solo se ve el resto de la casa ligeramente difuminada... y entonces el humo reaparece, lento subiendo en espiral, su destino de altura... me identifico, identifico en el humo lo mas profundo que hay en mi, aquello que no se ve hasta que queremos verlo, hasta que decidimos hacer foco en ello, aquello que llaman "Alma", siempre moviéndose a veces en forma pausada... a veces ágil... pero siempre subiendo, subiendo en espiral hacia su destino atmosférico, que es nuestro destino, elevarnos, tomar altura y cobrar vuelo, siento una sensación de paz mientras el humo me invade, el sopor se apodera de mi y se me escapa una sonrisa mientras exhalo otra ráfaga de humo azul por mi boca... es un placer sencillo... pero como lo disfruto, fui feliz por centésimas de segundo, como corresponde a toda felicidad genuina.

 

    He decidido sacrificar una parte de mi para satisfacer otra, es la ley de las compensaciones, la vida nos da y nos quita cosas constantemente, estoy dispuesto a pagar el precio sin chistar, no me verán nunca renegando de mi Marlboro, me lo acabo con valor e hidalguía, es también mi compañero de ruta, mi compañero de espera, es muchas veces el cómplice de mis mas profundos deseos y hasta he encontrado su sabor en lo profundo de la boca de la mujer que he amado... por cosas como estas fumo y lo seguiré haciendo, no los aburro mas.

 


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